Qué países reclaman la soberanía sobre la Antártida y por qué

La Antártida no constituye un país, careciendo de gobierno o población indígena. El continente está destinado exclusivamente a la investigación científica. Sin embargo, varios países reclaman su soberanía sobre su superficie

Solo algunos países tienen voz y voto y toman decisiones sobre la Antártida

Chile, que reclama parte de su soberanía, fue recordado por su presidente Gabriel Boric el pasado viernes, quien se convirtió en el primer líder de América en llegar al Polo Sur. "Este es un hito para nosotros", expresó Boric durante su visita a la Estación Amundsen-Scott de los Estados Unidos, al tiempo que reafirmó la voluntad de Chile de desempeñar un papel fundamental en los proyectos científicos de la región, particularmente en aquellos relacionados con el cambio climático.

Boric estuvo acompañado de un grupo de científicos y varios miembros de su gabinete, incluidos los ministros de Defensa y Medio Ambiente, según informó su oficina. Anteriormente, solo los primeros ministros de Nueva Zelanda y Noruega habían visitado el Polo Sur. En enero de 2024, el presidente argentino Javier Milei también viajó a la Antártida, visitando dos de las estaciones operativas de su país en la región, aunque no alcanzó el Polo Sur.

Numerosos países han reclamado partes del continente, y muchos más mantienen presencia en la región.

La Antártida es el cuarto continente más grande del mundo, con una extensión de 14 millones de kilómetros cuadrados, y es un área de gran interés internacional. Siete países reclaman soberanía sobre partes de su territorio, entre ellos Argentina, Australia, Chile y Nueva Zelanda, así como tres naciones europeas: Francia, Noruega y el Reino Unido.

El primer país en establecer una base permanente en la Antártida fue Argentina, en 1904, con la Base Orcadas, la estación científica más antigua en funcionamiento. Argentina consideraba la región como una extensión de su provincia más austral, Tierra del Fuego, al igual que las islas Malvinas (Falklands), Georgias del Sur y Sandwich del Sur. Sin embargo, el Reino Unido, que controla las Malvinas, presentó su propio reclamo en 1908 sobre una zona que coincide con la reclamada por Argentina. Chile, por su parte, presentó su reclamación en 1940, argumentando que la región formaba parte de su territorio natural.

La visita de Boric coincide con un momento clave para los esfuerzos científicos de Chile en la región, que en el pasado se ha centrado en la parte norte de la Antártida, pero ahora busca expandir sus investigaciones hacia los mares de Bellingshausen y Weddell, según la presidencia. La Antártica Chilena, parte de la Región de Magallanes, se solapa parcialmente con los territorios reclamados por Argentina y el Reino Unido.

Las demás reclamaciones territoriales están vinculadas a las expediciones de célebres exploradores antárticos del siglo XX. El reclamo de Noruega se basa en las exploraciones de Roald Amundsen, el primero en alcanzar el Polo Sur geográfico en 1911. Por su parte, Nueva Zelanda y Australia fundamentan sus reclamaciones en las gestas de James Clark Ross, quien izó la bandera británica en territorios administrados por ambos países desde 1923 y 1926, respectivamente. Francia también reclama una porción de la Antártida, conocida como Tierra Adelia, en honor a la esposa del comandante Jules Dumont D'Urville, quien la descubrió en 1840.

A pesar de estos reclamos, la Antártida no pertenece a ningún país. Desde 1961, está gobernada por el Tratado Antártico, firmado en 1959 por los siete países con reclamaciones territoriales y otros cinco, incluidos Estados Unidos, Japón y Rusia. Este acuerdo, firmado en el contexto de la Guerra Fría, tiene como objetivo evitar conflictos militares y garantizar que la Antártida se utilice exclusivamente para fines pacíficos y científicos. El Tratado congeló las reclamaciones territoriales y prohibió las pruebas nucleares y actividades militares, salvo aquellas relacionadas con la investigación científica.

Hasta la fecha, 42 países se han adherido al Tratado, aunque solo 29, aquellos que realizan investigaciones sustanciales, tienen derecho a voto en las decisiones sobre el futuro de la región.

La Antártida despierta un gran interés debido a sus recursos naturales, en especial aquellos que se encuentran bajo el hielo. Aunque la prospección minera y petrolera está prohibida, los científicos han estimado que debajo de la capa de hielo antártica se encuentran aproximadamente 200.000 millones de barriles de petróleo, una cantidad superior a la de Kuwait o Abu Dhabi. No obstante, la explotación de estos recursos es inviable por el alto costo de extracción.

Además de los recursos minerales, la región es rica en agua dulce, representando el 70% del total mundial, lo que la convierte en un recurso estratégico. También se considera que la Antártida tiene un gran potencial para la investigación espacial debido a sus cielos despejados y la ausencia de interferencias de radio.

A pesar de su importancia estratégica, la región sigue siendo objeto de tensiones geopolíticas, ya que algunos países, como Australia, han expresado preocupaciones sobre el uso militar de las bases científicas en la región, en particular por parte de China.

El futuro de la Antártida, especialmente en cuanto a la explotación de sus recursos, dependerá de las decisiones tomadas al momento de renovar el Tratado Antártico en 2048. En un mundo cada vez más dependiente de los recursos naturales, el continente podría convertirse en un punto clave de disputas internacionales.

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